críticas


 


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Óscar Castañón
"Comprender la obra de Pajarón requiere de un verdero ejercicio de inmersión en el aire de la Cuenca de sus orígenes. Su obra está impregnada de un color característico ... "
Jose Antonio Cagigal
" (...) pero de lo que no cabe duda es del prodigio de su dibujo, de trazo seguro y vigoroso donde las figuras se mueven a su antojo con movimiento, volumen y perspectiva (...)"
Miguel Romero
" Hace lo que siente y lo que quiere, eso es vital para un artista que no busca más que tejer su personalidad en función de deseos, motivaciones, contrapuntos y libertades (...) "
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textos completos:
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Gorka Díez . “Las Noticias de Cuenca”.
"Son unas obras muy personales con las que, a su vez, muchos espectadores se identificarán"
Un viaje a la Cuenca rural de los primeros años del siglo XX es lo que propone Fernando Gómez Pajarón con la muestra ‘Tierra’, que desde este jueves y hasta el 1 de marzo se expone en el Museo de Semana Santa de Cuenca.
La exposición incluye una treintena de pinturas, entre dibujos y bocetos, protagonizadas por agricultores, pastores, pregoneros, guardias civiles, ancianas de luto o mujeres que portan cántaros y botijos repletos de agua. Confeccionadas sobre arpillera sin tratar, son obras basadas en fotografías antiguas a las que Gómez Pajarón, brinda unos tonos entre el blanco y el negro, “color de tierra”, pretendidamente monótonos.
“Recojo imágenes del campo, rurales, de personas trabajando, con el burro, en procesiones, también algunas de mi familia: de mi padre, de mis abuelas, incluso mías. Son unas obras muy personales con las que, a su vez, muchos espectadores se identificarán, porque generan recuerdos, despiertan sensaciones”, explica Gómez Pajarón, que considera que el suyo es un arte “sencillo, cercano, comprensible, que por eso mismo suele gustar”.
Gómez Pajarón, que toma como segundo apellido el nombre de su pueblo natal, ha llevado a cabo esta colección durante los últimos cinco años, poco a poco, en la medida que se lo permiten su trabajo (es funcionario en Madrid) y el cuidado de su familia. “Me dedico al arte por rachas. Al tener hijos pequeños casi no tengo tiempo para ello, pero voy haciendo cuadros poco a poco. Puede haber un año que haga apenas dos, pero otro que haga cinco”, cuenta.
Tampoco sigue de cerca el arte contemporáneo. “No estoy metido en ese ámbito, no. Me gustaría pero el tiempo te limita mucho, y aunque sé que se hacen muchas exposiciones, no voy a prácticamente ninguna. Pero esto a la vez contribuye a que tenga menos influencias y me cree yo mismo mi camino, pintando lo que en cada momento me apetece”, cuenta este artista autodidacta que nunca ha tomado clases de pintura o dibujo pero que se recuerda muy de niño acompañado de un lápiz y un pincel, “pintando pistoleros”, y que con los años ha ido progresando “practicando sin rubor, de una forma ingenua y libre”.
Esta es, como quien dice, la primera vez que exhibe su trabajo en Cuenca capital. En realidad, lo hizo cuando empezaba, con apenas veinte años, en la cafetería Boni-Bol, año 1991, y posteriormente, en 2007, en la Cámara de Comercio, donde mostró algunos retratos; pero esta, recalca, será la primera vez que expone su trabajo en plena madurez artística, con 47 años recién cumplidos. “He expuesto individualmente en varios centros culturales de Madrid, Segovia y Toledo, y en varios pueblos de la provincia, como Cañete o Pajarón, pero ahora estoy muy contento de mostrar mi trabajo en la capital y hacerlo además en el Museo de la Semana Santa”, dice.
A pesar de llevar veinte años viviendo en Madrid él asegura sentirse conquense, y seguir la actualidad de lo que pasa en la provincia. Además, pasa las vacaciones y hace varios viajes al año tanto a Pajarón, su pueblo, como a Reíllo, el de su mujer. “Allí encuentro la tranquilidad, tengo mi casa, mis murales y mi fuente de inspiración”, informa.
G.D.
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PINCELADAS…”TIERRA”

En el sentimiento de la mirada está el conocimiento de la belleza. Cualquier innovación hace crecer el estilo creativo y en su especial configuración está la realidad del propio artista. Por eso, la pintura no tiene límites en su concepto formal, ni siquiera tiene espectros de figuración excesivamente consensuados porque el propio artista hace su arte en función de la percepción personal que él tenga. Aquí, sin duda, tenemos un claro ejemplo

“Abre los ojos y mira…” rescata Didi-Huberman del Stephan Dedales de Joyce. Abre los ojos y mira. Esta expresión nos enseña el sentido dialéctico de cómo una obra plástica necesita una intensa mirada, un profundo análisis desde los ángulos espaciales que definen la perspectiva funcional como arma de compromiso, una puesta en escena de la llamada dialéctica de la doble distancia, abriendo y cerrando los ojos y así imaginar la misma obra en su contenido más intenso, más profundo. Abre los ojos y mira.

Fernando Gómez ha elegido una técnica de efecto lineal y profundo a la vez. Se recrea en el formato para dar efecto sincrónico a la realidad más sencilla. Por eso, en su expresión vanguardista hace algo que se estimula en el tiempo, porque busca sencillez en la plataforma para obtener realidades y así en su pintura lo reescribe, elige, busca el efecto, intensa su mirada, se auto-refleja en cada pincelada y a través de la arpillera, cual segmento del abanderado medieval, nos impregna de una pintura inusual, asimétrica, limpia y consecuente. Es otra cosa y así hay que mirarla. Véanla, juzguen y siéntanla porque así el efecto es más limpio.

Creo que Fernando es un gran artista que el tiempo nos ha permitido saber llegar a él. Ha hecho, paso a paso, de la pintura su otro ego, su intrahistoria de una vida normal que ha pasado a ser especial en su contexto. Hace lo que siente y lo que quiere, eso es vital para un artista que no busca más que tejer su personalidad en función de deseos, motivaciones, contrapuntos y libertades. Por eso, hay retratos, paisajes, texturas, reflejos, tablas…arte, en definitiva.

“Tierras” es una serie que define un deseo. Su tierra, el lugar en el que nació y al que, desde la distancia, se siente eternamente ligado. Ahí vive su otro ego, su personalidad rota y la definida como eje de su ejecución directa de la vida elegida.
Por eso, la fuerza de la costumbre se abre aquí su camino: la siega, el par de mulas, el acarreo, mujer con cántaro, las mulas, el matagorrino, los juegos de la niñez, el pregonero, la pareja, el niño, la abuela, el padre, etc… y un sinfín de realidades de un mundo rural que adora, en el que ha sentido formar una profunda personalidad que ahora le enorgullece.
La arpillera sin tratar le da el relieve al dibujo, seleccionado, expresionado ante el ideal de un pintura limpia. Creo que nos ofrece algo diferente dentro del mundo de la creación pictórica donde, según los expertos, parece que “todo está inventado” y, sin embargo, el contenido metafísico de un sentido de mirar la belleza abre las esperanzas a los nuevos proyectos que deben seguir guiando la especial norma de la ley de vanguardia.

Fernando Gómez Pajarón. Este pintor autodidacta se queda, sobre todo, con el dibujo, algo que escasea cada vez más en el mundo de la pintura actual. Juega con ese delinear de las figuras y las incorpora en un material de soporte que en este caso, es la arpillera como podía haber sido lienzo, tabla o pared. Sus colores son los propios de ese título que ondea: “Tierra”, de esa tierra suya donde los ocres bailan con los verdes oscuros y entrelazados los oros girando al son de azules parduzcos de fuerte cromatismo sentimental. Hace pintura de espectros naturales del mundo rural más humano.

En este verano 2010, Cañete, la bella ciudad histórica, patria de don Álvaro de Luna, recogida entre sus murallas, al lado del Tinte y bajo su venerada Virgen de la Zarza, le va a servir de marco para su nueva exposición, expresando entre los pinceles de un artista de la comarca, las sensaciones tradicionales del arte del pueblo y lo hace, como no podía ser menos, dentro de una Alvarada Medieval que sirve de personalismo serrano en la historia de nuestra comarca.

Se trata de una amplia colección – porque hay más variedad en ella del contenido de la propuesta inicial- compuesta de otras bellísimas expresiones pictóricas, retratos, paisajes, bodegones, esencias etéreas, detalles, etc., en las que la lógica de la sensación está tan presente como esa presencia de la ausencia que tanto alardearon los filósofos del XIX.
En esta muestra, el cuadro se transforma en un proceso de elaboración, hurtado a una mirada ávida de resultados. Aquí, los resultados, responden perfectamente a esa lógica de la transformación. Un retratador de personajes, íntimos y personales, ahondando en el interior más que en el muestrario del cuadro como expresión formal de la creación pictórica. Creo que es un buen pintor de una bella tierra, Pajarón, Sierra de Cuenca, Tierras del Marquesado, hombre de bien, aferrado a sus usos y costumbres, generador de inventos artísticos, inquieto y por eso, “buena gente”.

Admírenla y sientan el aúrea de su personalismo más humano plasmado en los lienzos, en tantos y tantos lienzos, reflejo de una vida intensa que delata la magnitud de toda una belleza hecha para ser valorada y admirada en toda su más profunda extensión cromática.

Miguel Romero Saiz
Doctor en Historia y escritor
Cronista oficial de la villa de Cañete
Cuenca, julio 2010
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Dice un proverbio chino: “el que viaja, se hace sabio, pero el que se queda en casa ya lo es”.

Ésta sería una de las múltiples puertas para entrar en el complejo mundo artístico de Fernando Goméz Pajarón; pero las llaves para acceder, a ellas, solo las tiene él.
Viendo la imaginación de este creador autodidacta, carente de títulos, premios y demás bufandas (los títulos a veces no son más que el aval de los mediocres), no lleva a lugares caóticos construidos con los materiales que nos son conocidos por que pertenecen a todos los tiempos, pero el mensaje de los créditos es el de los surrealistas sueños en los que ahora nos vemos inmersos.
Un ejemplo lo tendríamos en un icono, “CUENCA VIVA”, donde en una estrafalaria figura humana, formada por arquitecturas, mecanos, y toda clase de objetos, ensamblados al azar, formaran una babel indescifrable, pero con coherencias concretas, como en este caso, que también se ven con mucho realismo las casas colgadas de su añorada Cuenca.
Otros temas evocan a mujeres, solitarias, despechadas, con la mirada perdida en los parajes oscuros del desamor, y enmarcadas en ruinas clásicas, otros de sus temas recurrentes, son rocas aerolitos, sumergidos en el espacio a forma de islas, con floras y raíces enfermizas, que nos recuerdan mucho al imaginario surrealista de Magritte, y otras telas de factura rara, y de difícil lectura.
Pero de lo que no cabe ninguna duda, es del prodigio de su dibujo, de trazo seguro y vigoroso donde las figuras se mueven a su antojo con movimiento, volumen y perspectiva; mientras otros pintores, como el que esto escribe, tenemos que recurrir a los andamios de la cuadrícula, para que el dibujo no descabalgue de su montura.
En las obras por él expuestas, prescinde incluso del color, solo juega, prácticamente, con los oros, los sienas, los ocres y los cremas, los tonos que descubrió en la infancia en su tierra Castellano Manchega; porque se ha dado cuenta demasiado pronto que este recurso le sobra. Él se queda con el dibujo, lo que hoy tanto escasea, mientras otros muchos estamos constantemente tirando flechas en la oscuridad para dar raramente en el blanco, el tensa el arco y diana; otras inspiraciones le vienen de las viñetas del cómic , temas abstractos materiales de su vasta cultura artística, con la que construye imágenes fantásticas, y literarias. Sondeos, fatuos para llegar a su aldea, a sus raíces, a su querida Cuenca, y es aquí donde ha encontrado el dorado, su auténtico estilo, eso tan oculto para algunos, que consiste en pintar la sencillez, las cosas que existieron ahí cerca, en la infancia, ahí están todos los colores de la paleta; asi que sólo podemos darle la enhorabuena.
Después de su andadura se ha quedado en casa y se ha hecho un artista sabio, digno de que sus creaciones se denominen arte. Además, a un artista sólo hay que mirarle a los ojos, y este creador tiene una mirada limpia, inquieta, transmisora de creatividad, coherente e invasora, como un buen anuncio publicitario, que se te queda en la memoria más tiempo que cualquier película sola, te mira a los ojos con fuerza y sabe escuchar. Esa fórmula es lo que necesita un pintor para realizarse como tal.
Me encantaron sus nuevas estampas, con temas y personaje que te los encuentras por el pueblo las calles y en las aceras, cosas sencillas a las que amamos. Sólo tiene que desplazar su portentoso talento con el dibujo y realizar el milagro. Fernando Gómez Pajarón realiza un arte sincero, no está contaminado con el dinero y en eso consiste al arte auténtico. En ser y realizar lo que uno lleva desde la infancia, dentro.
No tiene porqué tener prisas para triunfar; S. Beker decía : que el deber de un artista es atreverse a fracasar. Además, por lo que yo he aprendido con más de cincuenta años de oficio con los colores y los pinceles, que nunca he parasitado en los cuarenta principales; y con la ventaja añadida que me da la duda: puedo afirmar con toda humildad: que de un fracaso, una persona inteligente se recupera en seguida, pero de un éxito, un estúpido no se recupera nunca.
Qué complejo el mundo de los artistas; pero con éste, no es difícil equivocarnos. Su pintura es el mismo, diferente distinto, un mago del dibujo, parece tener seis dedos en la misma mano, uno de ellos es un lapicero,
Déjenme contarles una confesión que le hizo hace mucho tiempo a Guiovanni Papini, sobre este mundo complejo de la pintura, en su ya famoso libro de GOG, a Picasso: y mediten sobre la especulativa misión en lo que hoy en día se ha convertido el arte. Son las acertadas profecías de un visionario; “Y sepan por donde van hoy los tiros: Desde el momento que el arte no es más el alimento que nutre a los mejores, el artista está en libertad para desahogarse según su talento en todas las tentativas de fórmulas nuevas, en todos los caprichos de la fantasía, en todos los expedientes del charlatanismo intelectual. El pueblo ya no busca en el arte consuelo y exaltación, pero los refinados, los ricos, los ociosos, los alambicadores de quintaesencias, buscan lo nuevo, lo extraño, lo original, lo extravagante, lo escandaloso. A partir del cubismo yo he contado a esos señores y a esos críticos todas esas mudables singularidades que me han venido a la cabeza, y cuando menos las comprendían más las admiraban A fuerza de sobrepasarme en esos juegos, con los rompecabezas, arabescos y más cosas, llegué rápidamente a ser muy célebre y rico. Más, cuando estoy a solas conmigo mismo no tengo valor para considerarme un artista en el sentido grande y antiguo de la palabra. Verdaderos pintores fueron Giotto y Ticiano, Rembrandt y Goya; yo no soy más que un amuseur public, que ha comprendido su tiempo y aprovechado lo mejor que ha sabido hacerlo la imbecilidad, la vanidad y la ambición de sus contemporáneos.
Fabulosa, profecía del genio de G. Papini.
José Antonio Cagigal. febrero 2009
Pintor palentino ( joseantoniocagigal.blogspot.com )
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Fernando Gómez pajarón ha retratado a sus personajes de una forma íntima y atemporal, mostrando más allá del puro aspecto exterior y buscando profundizar en lo más recóndito de su ser.
CRÓNICAS DE CUENCA . Marzo de 2007
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Comprender la obra de “Pajarón” requiere de un verdadero ejercicio de inmersión en el aire de la Cuenca de sus orígenes. Su obra está impregnada de un color característico, difícilmente describible si no se ha paseado en otoño por el puente de San Pablo mientras la neblina del atardecer distorsiona los perfiles de la ciudad o, no se ha tenido la oportunidad de contemplar las aguas, ligeramente veladas, que deja el resoli al deslizarse por un vaso.
Sin duda, dentro de su colección de retratos, el artista ha encontrado ese verdadero aire de lo cotidiano, y a la vez, lo espontáneo. Técnicamente está muy lejos de lo que “Pajarón “ puede aún ofertarnos, y sin embargo, la atmósfera ingenua de su pincelada nos lleva a interesantes propuestas dirigidas al gran público, que tiene en dichas imágenes sus referentes vitales más cercanos. Yo diría que la colección de retratos tiene su continuidad en la obra realizada sobre arpilleras, cuya textura desdibuja, con indudable acierto, esos perfiles nítidos que el soporte más liso hace surgir del pincel del autor en el resto de su obra.
En la colección de bodegones y dibujos, “Pajarón” trata de buscar su hueco aunque, para afrontar este camino, ha de luchar aún con esos grandes vacíos de sus composiciones, que trata de rellenar, una y otra vez, con esos fondos plenos de los matices que dotan   su obra de un personalísimo color “Cuenca.” Me encuentro muy expectante ante la posibilidad de que el artista consiga equilibrar ese vacío, digamos… espiritual?, con la potencial fuerza que tienen sus desnudos y el concepto del espacio, tan peculiar, que nos presenta. Tal vez ahí encontremos la dimensión más íntima y más rotunda, en la que conjugando todos los aspectos mencionados, nos haga disfrutar con una colección sin tensiones espaciales y sobre todo, anímicas.
Oscar Castañón.
Historiador del Arte